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30 de enero de 2010

Si Homero hubiera sido ecuatoriano...






Homero es uno de los más grandes personajes de todos los tiempos y reconocido en todo el mundo como el creador de “La Odisea” y “La ilíada”. No cabe duda de que a este autor le gustó escribir temas épicos e historias en las que se desarrollan conflictos y donde un personaje principal se enfrenta a diversos retos.

Entonces llegamos a la pregunta ¿Como hubiera sido la iliada escrita por Homero si hubiese nacido en Ecuador? Me trate de trasladar a la época incaica de nuestro país y les presento esto a continuaciòn:


Hace cientos de años en un lugar llamado Isabela una remota isla del Pacifico cercana a las costas Ecuatorianas vivía un cacique llamado Huayna Cápac cuyas acciones y gran valentía habían agradado al Dios Sol que era adorado por todos los ancestros e isleños del lugar, dándole grandes tesoros, una vida llena de comodidades, una esposa bella y amable que lo amaba con todo su corazón y esta le había dado un hijo al que quería criar de la misma forma que el había sido criado.

Adorando al Dios sol que tan generosamente se había portado dándole dones de guerrero y de líder logrando que la isla se convirtiera en una de las más ricas y respetadas. Huayna Cápac, su esposa María y su pequeño hijo llamado Moyoc daban gracias a su Dios a diario por todos los bienes que le había otorgado, estando en su templo le hacían ofrendas.

Un día llegaron noticias a su isla que en tierras ecuatorianas se había declarado una guerra en la cual estaba su amigo el cacique de Jumandy que habitaba en la parte oriental de Ecuador necesitaba de su poderío y su destreza en la guerra por lo que solicitaba su ayuda, ya que sus niños y sus mujeres habían sido capturados por el cacique Huáscar quien llegando de otras tierras había avanzado conquistando aldeas y caseríos a su paso.

El gran guerrero acepto ayudar a su amigo por que era justo y de gran corazón, así que llamo a su pueblo y escogió a sus mejores hombres que la acompañarían. Antes de partir se reunieron en el templo para pedirle a su Dios que les diera la victoria y los regresara sanos y salvos a casa con su familias de las cuales se despidieron. Así partieron en sus embarcaciones confiados en que el gran Dios sol los guiaría al triunfo y les daría su protección en los duros combates a los que tendrían que enfrentarse.

Largos y cansados fueron los días y noches que Huayna Capac junto a sus hombres pasaron, pero la victoria obtenida era lo que les regocijaba, ya que pudieron recuperar junto al cacique de Jumandi a las mujeres y niños. Luego de la celebración pasaron los días y Huayna Capac empezò a olvidar dar gracias al Dios Sol que era el que le había guiado en su camino y le había dado el triunfo que obtuvo con los demás. De repente todos empezaron a enfermar por las intensas lluvias propias del Oriente, lo mas probable era que su Dios se había enojado, pero el cacique no lo entendía.

Pero luego recapacitó y se dio cuenta de lo que estaba olvidando es así que junto con su amigo el cacique de Jumandi prepararon un sitio especial para levantar un altar al Dios Sol, dándole también las ofrendas que acostumbraban brindarle, después de realizar el altar y rendirle culto a su Dios. Poco a poco empezaron a recuperarse y las lluvias comenzaron a cesar, y así pudieron regresar a sus hogares junto a su familia, continuando con su vida cotidiana, sin olvidar la importancia que tenía el Dios Sol.



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